Nacido en Argentina en 1939, Copi (Raúl Natalio Roque Damonte Botana en el DNI) pertenecía a una familia que tenía antecedentes ricos en aventuras y riesgos: su abuelo fue el iniciador y dueño del mítico diario Crítica; mientras que una de sus abuelas era Salvadora Onrubias, anarquista feminista, dramaturga, y a quien el autor le debe su seudónimo.
El padre de Copi, Raúl Damonte, supo ser hombre de confianza de Perón, pero tras su ascenso rompió relaciones con el General. El primer tramo del exilio fue Uruguay y después vino Francia. Allí Copi terminó sus estudios secundarios y ya a principios de los 60 comenzó a colaborar en distintos medios como dibujante: La mujer sentada es su creación más famosa.
Desde ahí en adelante, Copi no paró de producir y desmontar una realidad extrañada y absurda, atenta a los desbordes del sentido y capaz de todo, con sus obras: dibujos, obras de teatro (once en total, la última estrenada pocos meses después de su muerte), novelas (seis, entre ellas La vida es un tango, la única escrita en español) y relatos breves (con dos títulos).
Los temas que hicieron al teatro de Copi fueron el laconismo, la violencia, la muerte, la resurrección y la transexualidad. En el caso de Cachafaz no podía ser menos: en un conventillo de la república uruguaya, una pareja (Cachafaz y la Raulito) es "mal vista" por el vecindario por su práctica sexual "desviada". Llega la policía pero ellos no sólo los matan, sino que los convertirán en el alimento del barrio.
Sanguinaria como la dictadura argentina y uruguaya, graciosa, impredecible e increíble como la vida misma, Cachafaz nos regala al siempre irreverente y efectivo Copi. No hace mucho, un crítico dijo que esta obra "debería representarse hoy en las asambleas barriales, las concentraciones de piqueteros, las villas miseria y las pocas fábricas que quedan abiertas". Ni más ni menos.
Dibujante, dramaturgo, novelista, actor. Todo eso y mucho más encierra la desbordante gracia y acidez de Copi. Instalado en París desde los años 60 y fallecido en la misma ciudad en 1987.
El padre de Copi, Raúl Damonte, supo ser hombre de confianza de Perón, pero tras su ascenso rompió relaciones con el General. El primer tramo del exilio fue Uruguay y después vino Francia. Allí Copi terminó sus estudios secundarios y ya a principios de los 60 comenzó a colaborar en distintos medios como dibujante: La mujer sentada es su creación más famosa.
Desde ahí en adelante, Copi no paró de producir y desmontar una realidad extrañada y absurda, atenta a los desbordes del sentido y capaz de todo, con sus obras: dibujos, obras de teatro (once en total, la última estrenada pocos meses después de su muerte), novelas (seis, entre ellas La vida es un tango, la única escrita en español) y relatos breves (con dos títulos).
Los temas que hicieron al teatro de Copi fueron el laconismo, la violencia, la muerte, la resurrección y la transexualidad. En el caso de Cachafaz no podía ser menos: en un conventillo de la república uruguaya, una pareja (Cachafaz y la Raulito) es "mal vista" por el vecindario por su práctica sexual "desviada". Llega la policía pero ellos no sólo los matan, sino que los convertirán en el alimento del barrio.
Sanguinaria como la dictadura argentina y uruguaya, graciosa, impredecible e increíble como la vida misma, Cachafaz nos regala al siempre irreverente y efectivo Copi. No hace mucho, un crítico dijo que esta obra "debería representarse hoy en las asambleas barriales, las concentraciones de piqueteros, las villas miseria y las pocas fábricas que quedan abiertas". Ni más ni menos.
Dibujante, dramaturgo, novelista, actor. Todo eso y mucho más encierra la desbordante gracia y acidez de Copi. Instalado en París desde los años 60 y fallecido en la misma ciudad en 1987.
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