El arte es el recuerdo de la vida. Esta es breve, pero el arte sobrepasa toda medida humana de tiempo. Las grandes culturas han llegado hasta nosotros en trozo de mármol labrado con amor, en una palabra dicha con oportunidad o en una línea en que quedó ondulando para siempre la emoción de quien la trazara. Y cuando en las ruinas de las ciudades antiguas se desentierra una estatua melodiosa de líneas, es como si el recuerdo resucitase en una aurora de belleza. El arte vence al tiempo con la inmaterialidad de sus concepciones. Y ya que el espíritu es todo, vedlo como en el arte se vuelve inmortal por su propia fortaleza. La caricatura es un arte donde la fuerza de espíritu se pone a prueba a cada momento. Y el varón arriesgado que la elige como su arma de expresión, debe mostrar a cada instante lo noble de su heroicidad y su sacrificio. Quien ha salido puro en esta prueba, queda por mucho tiempo en la memoria de los hombres. Y es así con el recuerdo de Taborda vencerá al tiempo con dos cosas absolutamente inmateriales: con la gracia de su arte y la nobleza de su espíritu.
Publicado el viernes 4 de junio de 1.926 en el Diario Critica, por
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