La gran ciudad y la caricatura
La caricatura es una de las formas del sentido crítico. Cuando el espíritu ha llegado a un estado superior de sensibilidad, la comprensión se agudiza hasta resolverse en crítica.Para los griegos, la ironía era madre de la tragedia. Para nosotros, esta palabra ha cambiado de concepto, ya que el modo amable de considerar el espectáculo del mundo. La ironía es una piadosa comprensión que sonríe. Así lo entendieron todos los grandes maestros que la hicieron resplandecer con la claridad de sus inteligencias. Así también la entendió Taborda, para quien la justedad de una línea o la gracia de un rasgo tenían la eficacia justa, parecida a las sentencias lapidarias con que se definía para siempre un personaje. Taborda, con piadosa comprensión de la debilidad humana, daba siempre en el punto en que se proponía. Pero sus caricaturas no producían en quien las contemplaba, la ocre emoción de la burla, sino un afán de sonreír ante un esperado hallazgo o una feliz comparación del artista.El espíritu crítico florece en las grandes ciudades. La metrópoli tumultosa, con sus actividades múltiples, prueba a los hombres en sus condiciones mejores, abate al débil, ayuda al fuerte y premia al voluntarioso y al esforzado. Los hombres de gran cultura buscan la metrópolis para sobresalir. Este afán de lucha por sobresalir aviva el espíritu y tiene a la inteligencia en actitud siempre vigilante. El esperiti critico es así hijo de las grandes ciudades. Podemos aceptar que un gran pintor se esconda a construir sus obras en una pequeña aldea de provincia, esto nos parecerá a nosotros muy lógico. Pero no podríamos pensar lo mismo de un gran caricaturista. El es parte integrante de la ciudad, vive sus grandes acontecimientos. En cierta forma, el caricaturista es el descubridor de los grandes tipos urbanos, de sus personajes más pintorescos. ¡Pobre el hombre público a quien un caricaturista de genio le haya sorprendido un rasgo ridículo! Este hombre ya queda caracterizado para siempre; y el público ya no verá en él otra cosa que la figura que ha hecho el artista de genio.
La caricatura es una de las formas del sentido crítico. Cuando el espíritu ha llegado a un estado superior de sensibilidad, la comprensión se agudiza hasta resolverse en crítica.Para los griegos, la ironía era madre de la tragedia. Para nosotros, esta palabra ha cambiado de concepto, ya que el modo amable de considerar el espectáculo del mundo. La ironía es una piadosa comprensión que sonríe. Así lo entendieron todos los grandes maestros que la hicieron resplandecer con la claridad de sus inteligencias. Así también la entendió Taborda, para quien la justedad de una línea o la gracia de un rasgo tenían la eficacia justa, parecida a las sentencias lapidarias con que se definía para siempre un personaje. Taborda, con piadosa comprensión de la debilidad humana, daba siempre en el punto en que se proponía. Pero sus caricaturas no producían en quien las contemplaba, la ocre emoción de la burla, sino un afán de sonreír ante un esperado hallazgo o una feliz comparación del artista.El espíritu crítico florece en las grandes ciudades. La metrópoli tumultosa, con sus actividades múltiples, prueba a los hombres en sus condiciones mejores, abate al débil, ayuda al fuerte y premia al voluntarioso y al esforzado. Los hombres de gran cultura buscan la metrópolis para sobresalir. Este afán de lucha por sobresalir aviva el espíritu y tiene a la inteligencia en actitud siempre vigilante. El esperiti critico es así hijo de las grandes ciudades. Podemos aceptar que un gran pintor se esconda a construir sus obras en una pequeña aldea de provincia, esto nos parecerá a nosotros muy lógico. Pero no podríamos pensar lo mismo de un gran caricaturista. El es parte integrante de la ciudad, vive sus grandes acontecimientos. En cierta forma, el caricaturista es el descubridor de los grandes tipos urbanos, de sus personajes más pintorescos. ¡Pobre el hombre público a quien un caricaturista de genio le haya sorprendido un rasgo ridículo! Este hombre ya queda caracterizado para siempre; y el público ya no verá en él otra cosa que la figura que ha hecho el artista de genio.
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